Una mala maña

Guillermo Irizarry reseña Los días hábiles en El Roommate

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Guillermo Irizarry reseñó Los días hábiles para El Roommate. Pueden leer la reseña aquí.

Comienza diciendo:

Los días hábiles, tercera novela de Sergio Gutiérrez Negrón (1986), retrata en veintidós capítulos la crisis económica y social de principios del siglo veintiuno. Aunque focaliza las vidas de varios amigos suyos, la voz narrativa prioriza la perspectiva de Carla María, quien, en el 2016, trabaja de asistente dental, es madre soltera de una niña de siete años, y reside en un apartamento “lo suficientemente pequeño como para aburrir a un ciego” (8). Desde esa posición, recuerda su vida en 2005, cuando tenía veintitrés años, trabajaba en una heladería de la franquicia “The Creamery”. Piensa en ese, su primer empleo, el círculo social de la heladería y en el hurto que orquestó junto a sus compañeros. Recuerda aquella noche remota del robo y la piensa como una sublevación, un incidente que debió de haber sido parteaguas en las vidas de sus compañeros y la suya. El texto insinúa el incidente como una alegoría de procesos nacionales, en tanto que sitúa de trasfondo incidentes de importancia, como una huelga de transportistas histórica (21-23 de julio de 2005) y la instalación de la Junta de Control Fiscal, resguardada por la ley PROMESA (2016).


Los días hábiles simboliza la catástrofe nacional (fiscal, social, gubernamental, geopolítica, humanitaria, sanitaria, migratoria) que se extiende hasta nuestros días y que pasa por el huracán María (septiembre de 2017) y la dimisión obligatoria del gobernado Ricardo Rosselló Nevares, en 2019, después de unas inéditas demostraciones populares. Los desafíos habrán de continuar como parte del tinglado colonial, en concierto con el capitalismo global financista y buitrero. En 2005 se vislumbró la irremediable debacle económica, con la expiración definitiva de las exenciones 936 del código de rentas  internas de los Estados Unidos, las mismas que cebaban a las corporaciones multinacionales y otorgaban al gobierno local una estabilidad fiscal artificiosa, por la liquidez nominal que la banca derivaba. Usando de coartada el fin de las 936, durante el mandato de Acevedo Vilá, el gobierno estableció medidas de austeridad severas, aumentó cuotas y peajes, disminuyó los derechos laborales, empobreció la red de bienestar social, disminuyó pensiones de jubilados y malogró la infraestructura de la energía y de acueductos. Al mismo tiempo, se privatizaron sectores de la economía y se armaron indescifrables refugios tributarios para inversionistas extranjeros. En 2016, el gobierno de EEUU impuso la ley PROMESA (Puerto Rico Management, Oversight, and Economic Stability Act) para controlar gastos públicos, intervenir el gobierno electo, suprimir la soberanía local ya de por sí limitada, y garantizar el pago de deudas a acreedores transnacionales. Con este telón de fondo, la ficción narrativa focaliza un grupo de veinteañeros, inocentes y ávidos trabajadores en su primer empleo pagado. La voz narrativa en tercera persona y usando el discurso indirecto libre, alterna entre el 2005 y el 2016, y capta incidentes memorables de esos años…

En la conclusión, Irizarry dice algo que me suena correcto, aunque tengo que pensarlo más:

[En Los días hábiles, más bien] mporta respaldar la ambigüedad, resistirse a captar el peso ontológico de sujetos políticos, órdenes sociales, acontecimientos. A mi ver, valora lo no ontológico, la insurrección desconectada del acontecimiento (pensemos en El ser y el acontecimiento de A. Badiou). Gutiérrez Negrón desconfía de la fundación de un nuevo sujeto político. No defiende la transformación de la historia nacional, regional o global. El evento ni provoca una toma de consciencia en los personajes, ni los emancipa, ni funda una república.