Nota sobre una traducción: La proyección del neoliberalismo de Ignacio Sánchez Prado
Ayer recibí mi copia de mi traducción al español de este librazo de Ignacio Sanchez Prado. La hice hace algunos años y recuerdo el proceso con cariño. La proyección del neoliberalismo es un ejemplo de lo que puede la crítica (y muchas cosas más), sí. Pero para mí, metido en los caminos de la traducción, fue también una lección de escritura, un curso sobre cómo se piensa largo y tendido sobre un tema, y sobre la posibilidad de articular el rigor con el placer.
Existe por ahí mucha reflexión teórica (más bien romántica y mística) sobre el proceso de traducción que a mi siempre me pareció súper cursi, pero si hay algo que descubrí los meses en que anduve por los pasillos de este libro es que el proceso traductor tiene un aspecto profundamente pedagógico e iluminador, especialmente en los momentos más rutinarios, los menos trascendentales, los que no implican ninguna gran decisión. En esos momentos, uno eventualmente se olvida de sí, y queda el lenguaje que son los lenguajes y un otro que habla y que es también uno frente al teclado. Aún cuando se interrumpe ese olvido, ya sea porque terminas un capítulo o porque te comienzan a doler las manos, algo permanece.
Es muy raro. Aún hoy, a par de años de terminar esta traducción, a veces escribo una oración y la siento ajena, y veo en ella un giro retórico, una palabra, cierta construcción sintáctica particular que sé que no me pertenece, que sé que viene de aquella estadía en La proyección del neoliberalismo.