Una mala maña

Sobre la sentencia, con Pierre Bourdieu

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A mí siempre me han incomodado las sentencias. Y, por mucho tiempo, he evitado producirlas, escribirlas. Si escribía algo que sonara citable, lo editaba. Quería reducir todo a lo más prosaico. Malas mañas, la verdad. Últimamente he comenzado a verle el uso. No solo en lo periodístico, en lo literario, sino también en la enseñanza.

(Si ves a Piglia en sus cursos por YouTube, verás un maestro de las sentencias; funcionan porque son efectivas. Dice cosas como, por ejemplo, que Borges solo ve la identidad, que no ve la diferencia; o que en Borges la erudición es sintaxis, una forma de narrar, de asociar. Dice esas cosas y sin mucha explicación a uno le hacen sentido. Son consignas, anuncios de ideas que pasan por la idea misma).

En fin, leyendo los seminarios sobre el estado de Pierre Bourdieu, me encontré con una explicación que él da de la sentencia, después de abusar de ella, que me es útil. Irónicamente, es una explicación que a él no le gustaría haber visto escrita:

“Estas fórmulas en forma de sentencias son mnemotécnicas y un poco peligrosas. Son cosas que no escribiría, pero la enseñanza está hecha de decir cosas que no se escriben y para hacer comunicables cosas que sí se escriben, diciéndolas de modo más simple, más elemental, más tosco que lo que la escritura puede tolerar”.
— Pierre Bourdieu, Sobre el estado